sábado, 2 de febrero de 2013

Nos vemos en espacioligaendesa.com

Acaba aquí y ahora RetroACB como tal, pero no muere. En absoluto. Más bien coge fuerza en otro espacio más profesionalizado y con mayor foco como es espacioligaendesa.com , donde pasa a estar enclavado como uno de sus principales contenidos. El éxito de RetroACB desde que se inauguró el pasado mes de junio ha propiciado la mudanza, pero el espíritu os aseguro que seguirá inalterable.

La idea inicial era sacar cada día, sin excepción, la historia de un jugador que haya pasado por la liga española desde 1983, cuando la gestión pasó a ser de los clubs, sin discriminar a los que hayan estado en pista ni tan siquiera un segundo de las grandes estrellas. Así seguirá siendo. Todos han sido y somos (y ahora extiendo el círculo a los aficionados) importantes para construir el basket que tenemos ahora. Y ningún personaje vale que más que otro.

Ha sido un placer encontrarnos aquí durante estos meses y quisiera agradeceros uno por uno a quienes habéis hecho que este espacio se haga hueco diferenciado en un Internet con tantísima información disponible. Nos vemos en la siguiente ventana.espacioligaendesa.com

Jorge Racca: El brillo de una apuesta argentina


Espectacular entrada a canasta
con el Gran Canaria (Efe).
La ‘sentencia Bosman’ empezó a aplicarse en la Liga ACB en 1996, pero tímidamente. Entonces, los clubs eran bastante reticentes a mirar a Europa o a jugadores que, no siendo comunitarios de nacimiento, sí tuviesen el pasaporte. Uno de esos ‘pioneros’ que sí apostaron –y acertaron- fue el Gran Canaria, que en 1998 se hizo con un enorme tirador: Jorge Racca, un argentino cuyos ancestros italianos le permitían no ocupar plaza de extranjero. Los altibajos de su carrera no deben ocultar su buena aportación al baloncesto nacional. Cumplía bien el tópico de argentino competitivo al máximo.


Quizás sea algo injusto catalogar a Racca de simple tirador, porque realmente estaba capacitado para anotar de más maneras. Era rápido y fino, muy valiente en las penetraciones. El Gran Canaria ya digo que fue el que muy correctamente apostó por él, que seguro que se habrá arrepentido mil veces de no haber nacido tres o cuatro años más tarde: por muy poco pertenece a la generación inmediatamente anterior a la ‘dorada’ de su país Se asomó por la selección y llegó a obtener algún título (el oro en los Panamericanos del 95, participando además en Atlanta-96), pero no estuvo en los grandes éxitos posteriores de los Ginobili, Oberto y compañía.
Con el Breogán.

Las dos temporadas en Las Palmas fueron brillantes, y ascendentes en su rendimiento: 12,6 puntos la primera y 16,6 la segunda. “El recuerdo que tengo es el mejor, fui recibido de la mejor manera posible en Gran Canaria, una gente espléndida. Tuvieron mucha paciencia conmigo hasta mi adaptación, cosa que siempre estaré agradecido. Conseguimos objetivos que después de de muchos años siguen siendo los mismos y muy importantes para un club que está consolidado en la ACB”.

Luego, tras un paso fugaz por Grecia, tuvo más experiencias españolas. Su segundo equipo ACB fue el Breogán, con un importante salto de nuevo entre su primera temporada, la 2002-03 (7,7 puntos) y la siguiente (16,4). Sus últimas canastas españolas fueron en la 2004-05 en Tenerife (11,4). “Tuve interrupciones por cuestiones personales que al final perjudicaron mi ritmo de juego y entrenamiento. En línea general fue una experiencia sumamente positiva y enriquecedora el salto a Europa. España me ha hecho sentir como en casa”, analiza.

Imagen reciente.
Y tanto. “Me dedico al negocio de hostelería y actividades agrícolas en mi país y cada tanto viajo a España a visitar a mi familia y trabajar en ese sector. Me gusta Coruña y Galicia en general y me gustaría pasar una temporada viviendo en Gran Canaria en el futuro”, cuenta. Está alejado por el momento del baloncesto, aunque seguro que no se le ha olvidado tirar. Según dice, hace natación a menudo.

Promediar 12,9 puntos en la ACB en una época en la ya nadie jugaba los 40 minutos (él promedió 28) está muy bien, sobre todo con un 43% en triples.



viernes, 1 de febrero de 2013

César Rioja: Del partido de Lliria a la universidad americana

Con el 5, al lado de Nacho Azofra. (Gigantes).

César Rioja llegó a ser internacional junior, pero solamente jugó un partido en la ACB. Su carrera profesional, lanzada desde la cantera del Estudiantes, le permitió conocer el norte (Gijón) y el sur (Motril) de España, pero no se extendió demasiado. Este alero de 2,00 metros tiene ahora un empleo que es, como mínimo, curioso: es director de Deportes de la Saint Louis University… en Madrid. Se trata de una universidad americana  de inspiración jesuita que tiene un campus en la capital de España y que permite estudiar distintas carreras en un ambiente internacional. Según me cuenta Rioja, que se licenció en Educación Física por la Complutense, este curso hay representadas 63 nacionalidades. “Estoy muy contento. Me encanta poder trabajar cada día en un ambiente tan buen y tan internacional que te ayuda a conocer otras culturas. Esto es muy enriquecedor personalmente”, señala. Aquí podéis ver su perfil en la web de la universidad.

El momento más especial de su carrera ocurrió el 8 de febrero de 1992. Miguel Ángel Martín le dio cancha en un partido en Lliria que estaba claramente ganado. Fueron un minuto y 28 segundos que no tendrían prolongación en Liga, aunque sí en Europa, donde dispuso de algún partido más. No llegó a anotar. “Es un recuerdo genial, pasó muy rápido, pero era un sueño, estaba en la cancha en partido oficial con Nacho Azofra, Alberto Herreros, John Pinone y Juan Antonio Orenga”, afirma.

Ahora.
A veces nunca se sabe por qué unos triunfan y otros no, unos se asientan en unas categorías y otros tienen que buscarse la vida más abajo. Se asegura que Rioja no era mal jugador y que, con su altura y movilidad, hubiese podido hacerse un hueco más tiempo en la élite. “Es complicado definirse a uno mismo, pero me considero un jugador de equipo, bueno en defensa y en ataque, muy trabajador”, remarca.

“Los recuerdos que tengo de mi época en Estudiantes son todos muy buenos, entrenamientos, viajes, partidos, etc... El grupo humano que teníamos era genial y yo al ser el más joven me trataban muy bien. Poder compartir esos años en la cancha y fuera de ella con gente que para mí eran mis ídolos. Yo iba siempre a verlos al Magariños y al Palacio de los Deportes y ahora estaba con ellos en la cancha, no podía pedir más era un sueño para un jugador de 17 años”, recalca.