domingo, 28 de octubre de 2012

Bob Harstad: Anotador nato amado en Cantabria


Ante Beric, en uno de sus dos años ACB
en el Caja Cantabria.
En este inicio de la Liga Endesa se ha resaltado el hecho de que muchos de sus jugadores proceden de la LEB. Algunos lo hacen incluso con un matiz negativo, pero no creo que eso sea muy justo. Eso ha pasado y pasará siempre: la categoría menor surte de talentos a la superior. Pero es cierto que hubo unos años de cierto prejuicio respeto a los jugadores de lo que entonces se llamaba Primera, o Primera B. Yo creo que por eso no llegó a tener el protagonismo que merecía nuestro protagonista de hoy: Bob Harstad.

Era un alero blanco de casi dos metros de una gran capacidad anotadora que se hizo muy querido en Torrelavega, donde estuvo casi la mitad de la década de los 90 (desde 1995 a 1999). De hecho, en aquel Caja Cantabria jugó en tres categorías (EBA, LEB y ACB). Pero tuvo varios equipos españoles más: el Lagisa Gijón cuando llegó (del 91 al 93, con 27 y 30 puntos de media, nada menos), el Estudiantes y su filial (93-94), el Albacete (94-95, 30,7 por partido) y el Ourense (99-2000). Concluyó su carrera en el Oporto (2000-01).

Con su mujer, Kate, y sus dos hijos, Jack y Luke.
Tuvo pocas ocasiones de demostrar su valía en la ACB, ya digo. La primera fue en el Estudiantes, cuando fue sustituto temporal de Danko Cvjeticanin. Pero en realidad había sido fichado para su filial. Fueron doce partidos en los que no mostró su tremendo potencial ofensivo. Un tiempo después, en 1997, tras ser clave del ascenso en Torrelavega (29,6 puntos y 7,7 rebotes), sí afrontó dos años consecutivos en la máxima categoría, aunque en ambos sufrió problemas de lesiones y le faltó la continuidad que sí había tenido más abajo. Quitando eso, sus papel fue excelente: en la 97-98, 21 puntos y 6,3 y rebotes (14 partidos) y en la 98-99, 18,1 y 3,9 (29 partidos).

Como desde luego no soy el único que se acuerda de las viejas glorias, en el Diario Montañés le dedicaron hace un par de años un reportaje en el que se cuenta que, de regreso a su país, Bob cuida de su familia --uno de sus hijos, Jack, nació en Ourense-- y trabaja en el ámbito de la publicidad. "Amamos Cantabria, la gente, la cultura y a aquel equipo. Los cuatro años que estuvimos allí han sido de los mejores de nuestras vidas. Kate y yo echamos de menos Cantabria y a los amigos que dejamos allí", apunta.

El reportaje completo está aquí y es muy interesante de leer para conocer el impacto que tuvo en el lugar.

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