domingo, 16 de septiembre de 2012

Eduardo Argos: El placer de ayudar en casa

El clásico "antes"...
¿Hay algo mejor para un chico joven que debutar en ACB en el equipo de su ciudad? Sí: contribuir, siendo apenas un crío, en la permanencia del equipo. Eduardo Argos no es que tuviese una carrera ACB rimbombante, pero los once partidos que disputó con el Cantabria Lobos (uno en la 98-99 y, sobre todo, diez en la 2000-01) seguro que los disfrutó al máximo.

Argos era un base 'de la casa', más bien pequeñito (1,80). El 11 de abril de 1999 vivió el clásico 'estreno del junior en Vitoria', tres minutos con el partido decidido en los que pudo sacar un par de faltas y anotar cuatro tiros libres. Lo importante llegaría año y pico después.

Él siguió jugando en el filial, progresando. No había cumplido los 20 aún. Pero en la temporada 2000-01 hubo una serie de problemas internos en el Cantabria Lobos, un club bastante recordado por lo explosivo de su presidente, Ciriaco Díaz. La escasez presupuestaria obligó a echar mano de varios jóvenes para completar la plantilla. Uno de ellos era Alberto Miguel y otro, Argos.
...y "ahora".

Miguel, ya lo sabemos, fue una irrupción refrescante. Bajo la dirección de Dani García, Argos se limitó más a dar algún descanso al base titular, Joaquín Ruiz Lorente. Con un equipo bastante flojo, y en unas circunstancias al parecer muy difíciles, la entrega de los chicos y el tremendo apoyo de público que hubo siempre en Torrelavega obraron el milagro de la permanencia.

Nuestro protagonista no volvió a jugar en ACB, aunque no se movió de Cantabria en los años siguientes, jugando en Primera, EBA y LEB Bronce hasta el 2008 con equipos de la zona.

Desde luego, la cosa no estaba pensada para hacerse rico con el baloncesto. Desde hace cuatro años trabaja en Madrid como ingeniero, la carrera que iba estudiando mientras jugaba. Se ha desvinculado del baloncesto, aunque sigue jugando algunas pachangas con los amigos, cuenta.

"Mi etapa ACB fue muy corta y fugaz, compaginando categorías inferiores con el primer equipo, y disputando una temporada completa en plantilla (pocos minutos pero mucho curro en entrenos), en la que nadie daba nada por nosotros y conseguimos salvar la categoría", recuerda. Y saca a colación una anécdota: "de ese año todo el mundo recuerda una canasta que hice con bastante suerte, anotando al final del tercer cuarto desde el tiro libre contrario, y ganando ese partido (segundo partido de liga contra Girona, tras perder en Málaga el primero por casi 40 puntos)".

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