domingo, 5 de agosto de 2012

Víctor Luengo: Fundido con el naranja


Fijo en el Pamesa Valencia.
Una de las cosas que más ha cambiado en el basket de hoy respecto al de ayer es que los jugadores cambian mucho más de equipo. Es muy raro el caso reciente de 'fidelidad a unos colores'. Parece que a todos (clubs, profesionales, agentes) les conviene que la rueda se mueva de forma inagotable. Cosas del negocio, supongo. Por eso es tan llamativo el caso de Víctor Luengo, que se ha retirado hace poquito con solamente dos camisetas en su trayectoria. Una de ellas la vistió más que nadie, la del Valencia Basket (15 años). 

Luengo es 'toronja' antes de que el propio club vistiese de 'toronja'. Antes del naranja, muchos recordaréis que los colores de que casi siempre fue denominado Pamesa eran el blanco y el rojo. Nacido en la capital del Turia, formó parte del equipo profesional desde 1992 al 2007. Casi nada. Eso incluyó los peores momentos de la entidad (incluyendo un descenso a la EBA) como los mejores, con los ansiados títulos llegando a las vitrinas.

Retirada de la camiseta.
No hace falta decir que estamos ante todo un ídolo de la siempre exigente hinchada 'ché'. Baste el dato que disputó 465 partidos en ACB, récord de la franquicia. No es raro que se retirase su camiseta con el número 15. Nadie volverá a portarla. No se trataba de un jugador estelar, aunque casi siempre dispuso de muchos minutos pese a que tenía la competencia directa de gente como Berni Alvarez, Dante Calabria, Alessandro Abbio o José Antonio Paraíso, por citar solo a unos cuantos 'cracks'. Más bien estaba orientado a un trabajo defensivo en el que cumplía con creces. En ataque, era más penetrador que tirador. Sin duda, se sacrificaba muchísimo, consciente de que solía estar rodeado de jugadores de mayor talento de cara al aro.

Sonriente en la actualidad.
Luengo pasó sus dos últimos años en pista en el cercano Gandía, de la LEB, y en el 2009 se retiró. Tal es su significación en La Fonteta que el club le ofreció un puesto en el organigrama como director de marketing. "Para mí es una suerte seguir relacionado con el basket y con mi club, ayudando en todas las parcelas", explica.

"El recuerdo de mis años como profesional es de alegría y orgullo. He tenido la suerte de jugar en el equipo de mi ciudad, de ser el capitán y de ganar títulos, disfrutaba jugando y encima te pagaban por ello. Era de esos jugadores que sienten los colores y los defiende a muerte. Ha sido una época de mi vida increíble pero también muy corta , a pesar de haber jugado 18 años como profesional", añade.

Lo dicho. Un modelo de otro tiempo, siempre dispuesto a dar un esfuerzo más en la pista o firmar un autógrafo a un niño fuera de ella.

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