jueves, 26 de julio de 2012

Richard Scott: El boxeador


Ultima temporada en activo, en Bilbao.
Curiosa la historia de Richard Scott, un americano que llegó a España prácticamente desapercibido y que acabó convirtiéndose en un fijo en la ACB, dejando huella por su entrega y eficacia en varios equipos.

Scott, paisano de Bill Clinton en Little Rock (Arkansas) no era, metafóricamente, nadie. Le fichó el Lliria en Liga EBA en la temporada 94-95 (28 puntos de media por partido) y la campaña siguiente pasó al Caja San Fernando... también para jugar en EBA con el filial. Sin embargo, su suerte cambió de un día para otro. En Sevilla era obligado sustituir a Marvin Alexander temporalmente, pero se hizo de forma definitiva con el puesto a la vista de su tremendo rendimiento. 35 puntos y 9 rebotes ante el Joventut en uno de sus primeros partidos.

A partir de entonces, cimentó una muy buena carrera, con contratos altos y bastante popularidad. Fue a Granada, pasó un año en Turquía y regresó al Caja San Fernando, donde pasó cuatro años. Volvió a Granada y culminó su vida profesional con dos años en Fuenlabrada y otros dos en Bilbao. En todos los sitios se adaptó siempre al rol que se le pidió. Bajito para jugar por dentro (¡¡¡¡1,96!!!!), esto lo compensaba ampliamente con su rapidez y agresividad.
Portada de 'Gigantes'.

¿Agresividad? Esa es la gran anécdota de Scott, aparte de su admiración por Chiquito de la Calzada, al que solía imitar. Su padre y su hermano fueron boxeadores y él siguió la tradición familiar durante una época, desde los 12 a los 16 años. "Peleé con gente más mayor que yo y llegué a perder un diente", contó a 'Gigantes'. Pero lo reemplazó por uno de oro con sus iniciales y cambió los rings por las pistas. Mejor.

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